Resumen de la 2ª Lección de “La Vía del Corazón”
Pensarías que esa voz que se esboza suavemente entre los pensamientos es solo una ilusión. Y no obstante te digo que llego hasta muchos.
Existen muchos amigos, no visibles con los ojos físicos, que están gentilmente rodeando a quienes habéis venido a contribuir a soportar, a morar en la creación de ésta obra ¿y de qué se trata en esta obra, sino de crear un medio de comunicación?
…con qué voz estás comprometido?
Cuando te levantas por la mañana, el primer pensamiento que haga su hogar en tu mente, es el que pondrás a actuar. Puedes estirar el cuerpo; sonreír; fruncir el ceño; puedes ser llenado de paz, o puedes sentir todo el peso del mundo. Esas cosas llegan no porque las hayas percibido fuera, sino porque has permitido que moren dentro de la profundidad de tu consciencia, que permanece pura, sin mancha y radiante mas allá de todo limite y para siempre.
Y a medida que ese pensamiento hace hogar en tu mente, literalmente comienzas a transformar el instrumento de comunicación que llamas “cuerpo” en aquello que portará, expresará y reflejará lo que sea que haya venido a plantar su hogar en tu mente.
La mente no está donde se encuentra el cuerpo, no mora en él. Sino que el cuerpo mora en el campo de tu mente.
La comunicación es creación. Si quieres crear bien, preguntarte solamente:
¿Qué me comprometo a comunicar?
¿Qué expresarán mis creaciones?
¿Qué le transmitirán a otros?
Pues aquello que busque transmitir revelará la verdad de mi ser al mundo.
El principio de éste camino es simplemente este:
Tú eres tal y cómo Dios te ha creado para ser.
Tú eres un foco infinito de consciencia.
La Vía del corazón requiere que te permitas a ti mismo descansar en la simplicidad de esta verdad:
Soy puro Espíritu, inmaculado e inafectado por cualquier otra cosa o por cualquiera.
Se me ha dado pleno poder para elegir y, por tanto crear mi experiencia tal y como desee que sea.
En cada momento, sin importar lo que yo crea ver, sin importar que sentimientos surjan en mi consciencia, yo, y solo yo, soy plenamente y cien por cien responsable de ellos.
La Vía del Corazón comienza con la aceptación de simple verdad que dice que:
Soy en mi Ser tal y cómo Dios me creo. Estoy hecho a su imagen; soy siempre un creador.
El ego quiere hacerte creer que estás obligado a realizar ciertas acciones, a tener ciertos sentimientos o elecciones, percepciones, declaraciones… que estás obligado por algo que ciertamente existiría fuera de ti mismo. pero eso no es nunca verdad.
El Camino del despertar; La Vía del corazón, debe comenzar con la decisión de abrazar la verdad que es verdad siempre:
Soy el creador de todo lo que pienso, veo y experimento. Soy libre siempre. Nada puede repercutir sobre mi mismo sino los pensamientos que he elegido albergar dentro. Nada me aprisiona sino mi propia percepción de aprisionamiento. Nada me limita en ningún nivel o dimensión de experiencia, salvo aquello que yo haya elegido.
La Vía del Corazón es aquel camino en el que aprendes a transcender y disolver de tu consciencia cada percepción, cada pensamiento, que no esté alineado con lo que es verdad.
Este Camino comienza con el Compromiso a sanar y a despertar.
El desamparo, la desesperanza, la ira, el odio… todo esto es síntoma de un engaño fundamental que ha tenido lugar en lo más profundo de la mente. Y ha tenido lugar porque se ha dado una larga historia donde se ha cultivado la habilidad de escuchar la voz equivocada: la voz del ego. Te ha enseñado a juzgar, a elegir, a seleccionar aquello de lo que te harás responsable.
Pero es posible cultivar precisamente lo opuesto de tal modo que aprendes a contemplar con perfecta inocencia, y con eso que es llamado “asombro”, cada sentimiento, y lo haces con una actitud de curiosidad, como miraras una nube que atraviesa el cielo. Aprendes a mirarla y a maravillarte con ella, con su forma, su color. “y bien, ¿de donde vino?mmm” Y aprendes a abrazarla, sabiendo que no afecta la pureza del cielo a través del cual vuela flotando temporalmente.
Cada una de tus creaciones es exactamente como esa nube. Surge en el campo del tiempo y el espacio, la experimentas, y entonces se disuelve.
La Verdad del Reino requiere apertura, confianza, expansividad, espaciosidad. Conlleva permitir, confiar, atestiguar, dejar las cosas ir y venir, aprender a cultivar un profundo regocijo ante lo que sea que surja. Viendo que todas las cosas son solo manifestaciones de la consciencia mira, y entonces, dejarlas ir cuando llegue el tiempo de hacerlo.
Y te por seguro que no existe nadie, ni una sola alma, que haya nacido en el tiempo que no haya acabado en el tiempo.
Imagina entonces, ser capaz de experimentar lo que sea que surja, pero sin perder el sentido de espaciosidad y de inocencia, de comodidad que ahora experimentas en momentos fugaces, Incluso cuando los edificios están derrumbándose a tu alrededor, y la cuenta bancaria se a secado; imagina ser capaz de contemplar esos acontecimientos con el mismo sentido de inocencia y de asombro con el cual miraras a los ojos de tu amado.
Tal cualidad de discernimiento es perfecta maestría.
Y si tienes a bien recibirla, la cualidad de sentirse en unidad con toda la creación, vas a ver que se trata de lo que has estado buscando como alma desde que comenzó eso que hemos llamado “ego”
Un ojo de aguja es lo que separa, en tu consciencia el mundo de conflicto, miedo y culpa e indignidad, del mundo de la Verdad del Reino: ambos descansan pegados en tu propia mente.
Y el ojo de una aguja que uno debe de atravesar es volver a cultivar la inocencia de un niño.
Y el cultivo de la Vía del Corazón es ese camino por el cual deliberadamente, conscientemente eliges convertirte de nuevo en algo tan inocente como un niño, como si estuvieras en el comienzo, antes de ser creado, y entonces encarnas en esta dimensión de experiencia que parece ser tan permeable al sentido de conflicto y separación.
Detente un momento y verdaderamente hazte consciente de donde estás. Y, ¿donde estás? ¿no estás teniendo la experiencia de estar aparentemente en un cuerpo? ¿no pareces morar en una habitación en algún lado? ¿puedes sentir el peso del cuerpo? ¿notas la carrera de la mente en su discurrir?
¿Puedes empezar a llevar consciencia exactamente a lo que es -desde un lugar de inocencia y sin juicio?
El Padre se maravilla ante lo que tu eres, sabiendo perfectamente bien que lo que tu eres emergió de su Santa Mente.
De igual modo contempla tú tus creaciones y maravíllate. Así lo que tu decretes, es.
Has decretado este momento ¡Aduéñate de el! Porque así, adueñando de él, justo ahora, puedes comenzar a sentir el increíble y deslumbrante poder que fluye a través tuyo en cada momento.
¡Se trata del Poder de Crear!
Entonces, comienza ahí, eligiendo cada día, ahora, cultivar la practica de esta manera de la que hablamos. Pon la intención en la práctica -en cada hora de tu día por tres o cinco minutos- de llevar esta cualidad de discernimiento a exactamente aquello que estas experimentando, cuando el pensamiento de practicar surja. Y piénsalo,¿de donde a surgido ese pensamiento? imagina que está transcurriendo tu día, uno bien ajetreado, has ido a tu oficina o trabajo; o has hablado con amigos, o comprado cosas. Has hecho quizá todas esas cosas, y de repente aparece el pensamiento:
¡Vaya! enfocarme en ser consciente de que literalmente soy el creador de lo que experimento.
Aquellos que realmente aman a Dios, aquellos que realmente quieren despertar, sentirán cierta obligación de dominar esta simple práctica de cinco minutos cada hora. Aprenderán a deleitarse y la esperaran ansiosos. No es mucho pedir. porque son cinco minutos siendo tu: tal y como fuiste creado para ser.
Escucha estas palabras y tómalas en ti mismo como si se trataran de tu propia voz, pues lo son:
No necesito hacer nada.
No tienes que sobrevivir. No tienes que hacer a nadie feliz. No tienes por qué morar como un cuerpo en el espacio y el tiempo. No tienes por qué pagar tus cuentas.
Literalmente, no necesitas hacer nada.
“Necesitar” es una expresión de la percepción de que hay algo que falta. Y, como tú eres uno con Dios, no existe ni un solo momento en que te falte nada en absoluto.
No necesito hacer nada.
Podrías permitir que emergiera este pensamiento en la mente cuando te levantas por la mañana.
Estos son los dos primeros axiomas de la Vía del Corazón para ser expandidos, recordados, cultivados diariamente:
1º Fui creado tal y como mi Padre me creó para ser. Soy libre. Y nada puede ser la fuente de mi experiencia sino es yo mismo a cada instante. Nada tiene efecto sobre mi, sea el que sea, salvo aquello que yo elija permitir que me afecte.
2º No necesito hacer nada.
Todo lo que sigue es meramente una manera de regar esos dos axiomas y de hacer que se anclen en tu consciencia.
Cuando el ancla esté firmemente en su lugar, literalmente, crearás cada cosa que desees desde una perfecta intencionalidad. Incluso transcenderás la mentalidad milagrosa.
La Maestría llega cuando sabes que estás literalmente he intencionadamente creando. Y no hay nada Milagroso en ello ¡Decretas una cosa y ello será!
Elige algo que sepas que haces cada día y decide que eso será el centro de tu adoración, de modo que al hacerlo te detengas y digas: Es muy bueno. He hecho esto, y es bueno, lo he creado.
La voz del ego sabe que será destruida si sigue éste camino es seguido. ….miedo?
Te digo que aquello que descubrirás al final de este camino es la perfecta libertad, el perfecto poder, la perfecta espaciosidad, la perfecta alegría, la perfecta paz de vivir -literalmente- en el Reino del Cielo.
…No puedo estar mas lejos de ti que la anchura de un pensamiento. Y sí, tú eres el creador de ese pensamiento.
El camino, entonces, que yo he seguido, es la Vía que tú estás caminando.
Comprométete con tus ejercicios con un gran celo y con una gran alegría, y, sobre todo, ¡con un gran y extravagante sentido del juego! Aprende a contemplar con inocencia todo lo que sea que surja.
Reconócete amado, encantador, amable, y reconoce que lo único que está ocurriendo es que un viejo sueño está siendo soltado, y que un nuevo sueño va a reemplazarlo -el sueño del merecimiento, y de paz, de atención, y de unión con toda la Creación-
Y durante este año que viene de nuevo te digo que habrán otros que tengan cierta guía especifica que darte por medio de este método, mi querido hermano. No vengo yo solo a hacer este trabajo especifico, sino que vengo con muchos otros que apoyan tu sanación y tu despertar.
Por tanto, en verdad, id en paz hoy, amados amigos.
Morad… amorosamente… con vuestras creaciones.
Amén.
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